Según el comunicado oficial, el objetivo es "cortar las vías de financiamiento ilegal que sostienen la estructura del régimen dictatorial de Nicolás Maduro".

En un movimiento que escala drásticamente la presión diplomática y económica, el gobierno de Donald Trump ordenó el bloqueo de buques petroleros ilegales que entren o salgan de Venezuela. La instrucción, dirigida al Departamento de Defensa y a la Guardia Costera, busca interceptar y detener cualquier embarcación que intente evadir las sanciones impuestas por Washington.

Un golpe directo al corazón económico de la dictadura de Maduro

La Casa Blanca argumenta que estas embarcaciones forman parte de una "flota fantasma" utilizada para comercializar petróleo ilegal en mercados internacionales. Según el comunicado oficial, el objetivo es "cortar las vías de financiamiento que sostienen la estructura del régimen de Nicolás Maduro".

Esta medida representa un cambio de estrategia: de las sanciones administrativas (congelamiento de cuentas y prohibiciones comerciales) se pasa ahora a una acción de intercepción física en aguas internacionales, lo que ha despertado temores de incidentes navales.

Reacción internacional y riesgos

Analistas internacionales advierten que esta decisión podría tensar aún más la relación de EE. UU. con aliados de Venezuela, como China, Rusia e Irán, quienes suelen ser los principales destinos o facilitadores de este comercio.

Desde el Departamento de Estado aseguraron que "no se permitirá que recursos que pertenecen al pueblo venezolano sigan siendo utilizados para mantener una dictadura". Por su parte, el gobierno venezolano calificó la medida como un "acto de piratería moderna" y una violación a la soberanía marítima y al comercio internacional.